Durante el confinamiento que se ha impuesto en el mundo donde estamos obligados a permanecer en casa; los hábitos alimenticios y de ejercicio han cambiado mucho y muy seguramente han sido cambios para mal. 

Muchas personas han empezado a subir de peso rápidamente, dejando su salud vulnerable afectando también su salud mental. 

La obesidad trae factores de riesgo para la mortalidad prematura  y consecuencias en la salud y calidad de vida de los pacientes con enfermedades crónicas. Existen más de 10 patologías que empeoran la condición de salud si además el paciente es obeso. Hay tantos casos de obesidad en el mundo que se ha considerado tratar esta condición como una enfermedad y un problema de salud pública.

Ahora el papel que tiene la obesidad en pacientes con COVID 19 es muy importante pues son las personas que rápidamente necesitan con frecuencia ventilación mecánica invasiva frente a los pacientes delgados, muchas veces se asocia un paciente obeso con la necesidad de hospitalización. 

Un reciente estudio británico confirma que la obesidad se asocia con un riesgo elevado de morir por COVID 19 y se demostró que la gran mayoría son pacientes jóvenes entre los 18 y 40 años. Es muy importante destacar que esta nueva evidencia apunta a que las personas jóvenes, sin patologías crónicas asociadas, también podrían ser un grupo de riesgo si tienen obesidad. 

Tratar la obesidad como una enfermedad y de manera integral trabajar en la salud emocional y salud mental del paciente, puede ayudar  mucho a recuperar su calidad de vida. 

El autocuidado es una práctica de amor propio que todos debemos practicar y promocionar en todos los tipos de pacientes , pues es necesario que cada persona sea consciente y se haga responsable de su salud cuidando sus hábitos saludables y erradicando aquellos  que hacen daño.